No gastaré energías en explicar porqué dejé abandonado el blog durante medio milenio, por razones que a nadie le deberían interesar y que en general ni a mi me importan (típicos problemas existenciales de la gente que ronda nuestros siglos de edad), quizás algún día cuando la nostalgia se apodere de mí me veré con la capacidad suficiente (véase poca vergüenza también) como para compartir con el resto de las personas que por algún casual han caído en este blog sin la remota idea de lo que iban a leer, y ahora sin darle más vueltas a lo que no tiene necesidad de ser comentado hablaré del ruido rosa que ha predominado en el ambiente estos últimos días.
EL DESTINO
Si, mis queridos lectores, hoy voy a hablar de algo que a todos en un momento de nuestra vida nos aterra o todo lo contrario lo que viene a ser que hace que arqueemos una ceja con aire escéptico ante tal abstracto concepto.
Vayamos a la parte técnica de la palabra, (como decir, vamos a hacer una visita a la RAE para familiarizarnos con el significado de esta fatal... "cosa"), se conoce por destino a:
Por desgracia para nosotros hoy nos centraremos en el fenómeno filosófico que plantea el destino, esa fuerza metafísica que está depende de la gran imaginación de uno para ser interpretado. Se dice que el destino es aquello que forma varios sucesos y acontecimientos que pueden ocurrir de manera diferente, en cualquier lugar del mundo y que no importa como siempre terminara en la misma consecuencia ya sea físicamente imposible.
De esta estimada teoría del destino se derivó o más bien se relacionó con la teoría de la causalidad (que, es más lógica que la estimada teoría del metafísico destino) de la que viene la famosa frase "toda acción conlleva una reacción, dos acciones iguales tendrán la misma reacción".
El destino nos dice que nada existe por azar, nada se crea de la nada. Todo tiene una causa, esta causa estaba predestinada a existir desde el principio de los tiempos... ¿Cómo? No lo sé, pero eso es como se supone que debe ser (una teoría que, escapa a mi pequeño cerebro el cual ni logra rozar el idea de entendimiento que con tanto ahínco quiero alcanzar). Otras personas lo atan a un sentido religioso, diciendo que el destino es un plan creado por Dios hace tropecientos de años cuando ni aún se habían planteado la existencia de nuestros tatarabuelos y que no puede ser modificado de ninguna manera... que paradójicamente (esta palabra me gusta casi más que ayuntamiento) atenta con el libre albedrío que Dios nos concedió en el momento de la creación de nuestros primeros semejantes...
También tuvo otros nombres como Ananke, del griego, los cuales lo consideraban una fuerza superior que incluía también el futuro de los propios dioses.
Bien, terminada nuestra pequeña incursión en el diccionario y la filosofía, hablaré sobre las repercusiones que nos ha traído la fuerza del destino, y que es en general lo que hace que el ruido Rosa aumente su intensidad en mi cabeza y en la de muchos más y es la importancia que se le da… y como se le explota…
¿Cómo?
Pues de muchas maneras, la más conocida que se puede trae una buena cantidad de capital a la gente que lo explota es sin duda, el tarot.
Si queridos lectores, si habéis aguantado lo suficiente para leer hasta aquí, estoy segura que sabréis a lo que me refiero… El tarot, es un ancestral método de adivinación de hechos futuros, pasados o presentes. Hay varias maneras de “leer” el destino y los acontecimientos de la vida de uno, incluso algunos más allá de lo que se pensaba pueden “ver” el destino que les acontecerá a las personas por grupos…
No voy hablar de cómo empezó a funcionar o desde cuando se sabe de este arte de adivinación. Sin embargo hoy en día es usado por muchas personas como fuente de ingresos para aprovecharse de gente que por el miedo que les da la incertidumbre de no saber que es lo que les ha deparado el destino se abrazar a una ciencia inexacta pero que les da, sea ya cierto o falso, una solución rápida para aliviar su angustia.
Otra de los muchos artes en el que se puede explotar el destino, es para hacerlo culpable de nuestras desgracias, si, es fácil culpar a una fuerza superior que no puede defenderse cuando las cosas te salen mal.
Pongamos el caso hipotético de que, por X motivos nuestro amigo W ha llegado tarde a una reunión muy importante, quizás porque olvidó poner el despertador, o porque lo apagó y decidió levantarte media hora más tarde, seguido de un par de cosas más hizo que todo saliera un desastre.
W está disgustado por eso, pero no por él, si no porque el destino lo ha querido así, porque, aunque se hubiera levantado a la hora, le hubiera dado tiempo de ducharse o al menos ponerse desodorante, peinarse o hubiera ido a pie en vez de coger el coche aunque estuviera a una distancia relativamente corta para así evitarse el tener que buscar aparcamiento durante minutos… La reunión hubiera salido igual de mal, porque el destino lo había querido así.
Es igual que el caso de lady I, que aunque hubiera estudiado como debía para sus parciales, el destino ya había decidido que los iba a suspender hiciera lo que hiciera.
O como cierto bobo llamado L, que decidió darle la culpa al destino por no haber podido sacar un poco de coraje para ser sincero en el momento oportuno, y así evitar perder una de esas oportunidades que solo aparecen una vez en la vida.
¿Para que excusarse en algo que no tiene consistencia?¿Es el destino es una fuerza superior creada por el hombre para así poder descansar sus errores en el? ¿Son esos poderes superiores a nuestra comprensión solo productos de la imaginación del hombre en un desesperado intento de no ver lo cobarde y débil que es cuando se trata de afrontar la responsabilidad de sus hechos?
Queridos lectores, juzgad por vosotros mismos.
Lo que ahoga a alguien no es caerse al río, sino mantenerse sumergido en él –Paulo Coelho y el destino.-
EL DESTINO
Si, mis queridos lectores, hoy voy a hablar de algo que a todos en un momento de nuestra vida nos aterra o todo lo contrario lo que viene a ser que hace que arqueemos una ceja con aire escéptico ante tal abstracto concepto.
Vayamos a la parte técnica de la palabra, (como decir, vamos a hacer una visita a la RAE para familiarizarnos con el significado de esta fatal... "cosa"), se conoce por destino a:
- La fuerza desconocida que se cree obrar sobre los hombres y los sucesos.
- Encadenamiento de los sucesos considerado como necesario y fatal.
- Meta, punto de llegada (esta es más normal)
Por desgracia para nosotros hoy nos centraremos en el fenómeno filosófico que plantea el destino, esa fuerza metafísica que está depende de la gran imaginación de uno para ser interpretado. Se dice que el destino es aquello que forma varios sucesos y acontecimientos que pueden ocurrir de manera diferente, en cualquier lugar del mundo y que no importa como siempre terminara en la misma consecuencia ya sea físicamente imposible.
De esta estimada teoría del destino se derivó o más bien se relacionó con la teoría de la causalidad (que, es más lógica que la estimada teoría del metafísico destino) de la que viene la famosa frase "toda acción conlleva una reacción, dos acciones iguales tendrán la misma reacción".
El destino nos dice que nada existe por azar, nada se crea de la nada. Todo tiene una causa, esta causa estaba predestinada a existir desde el principio de los tiempos... ¿Cómo? No lo sé, pero eso es como se supone que debe ser (una teoría que, escapa a mi pequeño cerebro el cual ni logra rozar el idea de entendimiento que con tanto ahínco quiero alcanzar). Otras personas lo atan a un sentido religioso, diciendo que el destino es un plan creado por Dios hace tropecientos de años cuando ni aún se habían planteado la existencia de nuestros tatarabuelos y que no puede ser modificado de ninguna manera... que paradójicamente (esta palabra me gusta casi más que ayuntamiento) atenta con el libre albedrío que Dios nos concedió en el momento de la creación de nuestros primeros semejantes...
También tuvo otros nombres como Ananke, del griego, los cuales lo consideraban una fuerza superior que incluía también el futuro de los propios dioses.
Bien, terminada nuestra pequeña incursión en el diccionario y la filosofía, hablaré sobre las repercusiones que nos ha traído la fuerza del destino, y que es en general lo que hace que el ruido Rosa aumente su intensidad en mi cabeza y en la de muchos más y es la importancia que se le da… y como se le explota…
¿Cómo?
Pues de muchas maneras, la más conocida que se puede trae una buena cantidad de capital a la gente que lo explota es sin duda, el tarot.
Si queridos lectores, si habéis aguantado lo suficiente para leer hasta aquí, estoy segura que sabréis a lo que me refiero… El tarot, es un ancestral método de adivinación de hechos futuros, pasados o presentes. Hay varias maneras de “leer” el destino y los acontecimientos de la vida de uno, incluso algunos más allá de lo que se pensaba pueden “ver” el destino que les acontecerá a las personas por grupos…
No voy hablar de cómo empezó a funcionar o desde cuando se sabe de este arte de adivinación. Sin embargo hoy en día es usado por muchas personas como fuente de ingresos para aprovecharse de gente que por el miedo que les da la incertidumbre de no saber que es lo que les ha deparado el destino se abrazar a una ciencia inexacta pero que les da, sea ya cierto o falso, una solución rápida para aliviar su angustia.
Otra de los muchos artes en el que se puede explotar el destino, es para hacerlo culpable de nuestras desgracias, si, es fácil culpar a una fuerza superior que no puede defenderse cuando las cosas te salen mal.
Pongamos el caso hipotético de que, por X motivos nuestro amigo W ha llegado tarde a una reunión muy importante, quizás porque olvidó poner el despertador, o porque lo apagó y decidió levantarte media hora más tarde, seguido de un par de cosas más hizo que todo saliera un desastre.
W está disgustado por eso, pero no por él, si no porque el destino lo ha querido así, porque, aunque se hubiera levantado a la hora, le hubiera dado tiempo de ducharse o al menos ponerse desodorante, peinarse o hubiera ido a pie en vez de coger el coche aunque estuviera a una distancia relativamente corta para así evitarse el tener que buscar aparcamiento durante minutos… La reunión hubiera salido igual de mal, porque el destino lo había querido así.
Es igual que el caso de lady I, que aunque hubiera estudiado como debía para sus parciales, el destino ya había decidido que los iba a suspender hiciera lo que hiciera.
O como cierto bobo llamado L, que decidió darle la culpa al destino por no haber podido sacar un poco de coraje para ser sincero en el momento oportuno, y así evitar perder una de esas oportunidades que solo aparecen una vez en la vida.
¿Para que excusarse en algo que no tiene consistencia?¿Es el destino es una fuerza superior creada por el hombre para así poder descansar sus errores en el? ¿Son esos poderes superiores a nuestra comprensión solo productos de la imaginación del hombre en un desesperado intento de no ver lo cobarde y débil que es cuando se trata de afrontar la responsabilidad de sus hechos?
Queridos lectores, juzgad por vosotros mismos.
Lo que ahoga a alguien no es caerse al río, sino mantenerse sumergido en él –Paulo Coelho y el destino.-